martes, 2 de agosto de 2011

Bases del concurso





  1. Temática: Se dará una frase, que hay que utilizar para escribir el relato. Puede estar ubicada en cualquier parte del relato o bien (si el jurado da el visto bueno) servir como idea central del mismo, sin tener que aparecer de forma explícita.
  2. Extensión: Los relatos tendrán un extensión de entre un mínimo de 100 y un máximo de 300 palabras.
  3. Estilo literario: Libertad absoluta. Cualquier estilo será admitido como válido, mientras cumpla las dimensiones establecidas y la temática. Los escritos pueden ser relatos, poesias, aforismos o haikus.
  4. Método de envío: Los relatos se publicaran automáticamente como comentarios de la entrada correspondiente en el blog.
  5. Identidad: Los autores permanecerán completamente anónimos hasta después de la votación. Es imprescindible el uso de un pseudónimo. Para ello se puede publicar el comentario como Anónimo. Eso sí, no os olvidéis de escribir al principio o al final del relato vuestro pseudónimo correspondiente. Si queréis, enviadnos un correo a relatos.fundamentales@gmail.com indicando qué pseudónimo habéis escogido, no abriremos ningún correo antes de la votación. Se recomienda cambiar de pseudónimo con cada concurso para preservar el anonimato.
  6. Fecha límite: Los relatos tendrán que ser enviados antes de la fecha que se indique en la entrada que anuncia el concurso.
  7. Jurado: Una vez entregados los relatos, los participantes serán invitados (sobre el 25 de Agosto) a cenar o tomar unas cervezas en nuestra casa, donde se comentarán y votará el mejor relato.
  8. Premios: El ganador mensual recibirá ánimos y/o halagos proporcionales a la calidad de su obra. Se le concederá un trofeo (fabricado a mano especialmente para el concurso) y acceso como autor del blog para que proporcione la nueva frase del siguiente relato, así como sus características.

2 comentarios:

  1. ¡GRANDIOSA IDEA! SEA DE QUIÉN SEA

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  2. Ella no soportaba la idea. Al principio no le dió importancia, incluso le pareció original. Típica de Alberto. Estaba convencida de que se le olvidaría pronto y se quedaría en una más de sus ideas estrambóticas. Pero Alberto estaba especialmente ilusionado con el plan. Creía, como muchas otras veces, que era brillante. Sería un bombazo para sus amigos. Nada podía fallar pensaba él. Sin embargo, a Marta cada día que pasaba le parecía más absurdo todo. ¿Por qué en China?¿ Qué se les había perdido en ese pais superpoblado y exclavo del trabajo?. Era, en cierto modo, como hacer un homenaje a la cultura del trabajo, a la explotación infantil..
    Definitivamente era la idea más estúpida que se le había ocurrido nunca pero parecía imposible hacerle entrar en razón. Alberto podía ser muy persistente y testarudo, necesitaba reafirmar sus ideas "geniales" incluso cuando era consciente de que eran absurdas. Quería casarse con él pero ¿a qué precio?. Si empezaban así acabarían bautizando a su hija en la Antártida o trabajando en un burdel. NO, definitivamente no podía ceder a esta idea rocambolesca de Alberto.
    Follar durante tres semanas seguidas no había tenido resultados. Alberto estaba tan excitado con su idea que parecía disfrutar más preparando el festín que penetrándola. Si el sexo había fallado no había nada que hacer. Alberto era como un animal en eso, el sexo era lo que más le relajaba y donde Marta podía conseguir lo que quería a cambio de satisfacer sus más íntimos deseos. Sin embargo, no disfrutaban tanto desde que la maldita boda en China entró en sus vidas.
    Marta no recordaba como había llegado hasta allí. De repente se asustó. Estaba en el pretil de la ventana de lo que parecía su casa porque estaba muy lejos del suelo. Estaba de pie, tenía frío. Miró hacia abajo y vió a un montón de policías gritando frases incoherentes. Alberto estaba pálido, aterrorizado. Todo el mundo parecía preocupado por ella. No sabía muy bien que hacía allí. Se miró a su cuerpo, que descubrió desnudo y leyó en su pecho la frase que la hizo recordar su propósito "No necesariamente en China por amor de Dios". Esbozó una sonrisa.

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