miércoles, 3 de agosto de 2011

"No necesariamente en China, por amor de Dios"


Esta es la frase para inspirar los relatos. Leed las bases del concurso aquí: bases. Hay de plazo hasta el 18 de Agosto. Enviad vuestros relatos como comentarios a esta entrada, firmando como anónimo y utilizando un pseudónimo. Animaos a participar y suerte!

12 comentarios:

  1. Carlos no recordaba nada, estaba aturdido. Los calambres aún le recorrían el cuerpo de vez en cuando y sin previo aviso, en espasmos musculares reflejos, casi como si el cuerpo tuviese miedo, como si pudiese recordar un terror que él había hundido en la amnesia. Su madre y sus hermanas le acariciaban las cicatrices y le curaban las heridas aún recientes que estaban por todas partes.
    - ¿Dónde has estado hijo mío? ¡¿Dónde?!
    Varios de sus huesos rotos y miembros amoratados atestiguaban una violencia sin límite muy prolongada y también reciente. Quizá los golpes en la cabeza o las descargas eléctricas de las que daban fe sus quemaduras tuviesen que ver con la pérdida de la memoria, pero ahora él sólo podía pensar en la felicidad del reencuentro con su familia, de verse sano y salvo con todos ellos y del viaje de vacaciones que iban a hacer juntos, para aislarse, para apartarse de todo lo acontecido y disfrutar de sus seres queridos lejos de todo.
    Asia! Por qué no? Sí, Carlos propuso ir a algún país lejano, de Oriente... sí, tenía que ser muy lejano y estar aislado y tranquilo...
    El dolor en las vértebras, costillas y cráneo no disminuía mucho... el cansancio le envolvía y tan sólo le reconfortaba saberse de nuevo en casa... pero ¿qué le había pasado? él era periodista, de eso sí se acordaba. Y también recordaba el último amigo que había hecho, Tenzing Yangjen, un tipo muy simpático. Tenía lagunas y secuencias confusas, pero podría jurar que en sus recuerdos había un carrete de fotos y una manifestación... Entre la niebla de la memoria había un nombre, un nombre que le aterraba recordar... había un nombre... un nombre... pero ¿quien era? ese nombre estaba escrito en la pared. Lo sabía. En la pared de una habitación donde creyó que iba a morir.
    ¿Quien le había hecho esto? ¿Qué había pasado? ¿Qué nombre era ese? el de la pared...

    - ¡¡Buena idea Carlos!! ¡Vayámonos a un sitio muy lejano! ¡¡A Oriente!! Podríamos pasar nuestra vacaciones... no se... ¡¡en China!!
    - NO!! – Restalló Carlos de pronto- No, no, no...
    Las uñas clavadas en el brazo del sillón, los ojos desorbitados, la voz temblorosa...
    - No necesariamente en China, por amor de Dios!!

    Había recordado el nombre que estaba por todas partes en la pared: Mao Zedong

    PSEUDÓNIMO: 3,14

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  2. No necesariamente en China, por amor de Dios. Me refería a lejos, joder. Empezar de cero en algún lugar que esté lejos. Lejos de aquí, joder. Lejos de tu madre, lejos de este pueblo de mierda. Lejos de todo. ¡Lejos, joder! Pero no. Tú has tenido que centrarte en China. Siempre haces lo mismo y sabes perfectamente lo mucho que me jode. Lo sabes perfectamente. ¡Por amor de Dios, China no importa! Sabías lo que quería decir, joder. Pero no. No me escuchas. No me quieres escuchar y no me escuchas. Has tenido que echarte a reír, joder. Joder ¿por qué has tenido que echarte a reír? Si no te hubieras reído de mí esta sería otra discusión de las que siempre tenemos en la cocina. ¡Joder! ¡Mierda! ¡Mierda!… ¡Joder!… Has tenido que echarte a reír y ya no te vas a venir conmigo, joder. ¡Joder, ahora te vas a quedar aquí para siempre! ¡Joder! Te tienes que quedar aquí para siempre ¿me entiendes? ¡Para siempre! ¡Mierda, mierda, mierda! ¡Mierda!… ¡Mierda!… Ahora te vas a quedar aquí para siempre, joder. Te vas a quedar aquí, en el suelo, joder. Con esa mirada de sorpresa y con ese horrible cuchillo clavado limpiamente en el abdomen.

    pseudónimo: semillas en el asfalto

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  3. -Noooooo! - gritó al despertarse. ¿Dónde estaba? ¿Qué era ese ruido? ¿Porqué sentía tanto calor? Intento abrir los ojos, pero no vio nada. Hizo un leve esfuerzo por levantarse, pero los músculos no respondían. Gritó, pero sus palabras quedaron ahogadas entre las cuatro paredes. Tomó aire y se puso a pensar qué podía estar pasando. Tras un breve periodo de tiempo, algunas imágenes y sonidos le vinieron a la mente; eran recuerdos distorsionados y sin ninguna relación aparente entre ellos: su oficina, palabras en un idioma desconocido, un barco, el hotel dónde se alojaba...De pronto recordó algo, la tarde anterior había asistido a una reunión de trabajo en la que le ofrecían un puesto lejos de su casa; preguntó cuál era ese lugar, - ¿China, quizás? - No necesariamente en China, por el amor de Dios! - gritó el director violentamente.
    Se fue al hotel a descansar, se tumbó en la cama y comenzó a pensar cuál podía ser ese lejano y misterioso lugar.
    Por fin, consiguió quedarse dormido.

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  4. pseudónimo: incertidumbre

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  5. Pseudonimo: Em-paro

    Relato anterior misteriosamente incompleto...
    Repetimos...

    "No necesariamente en China, por amor de Dios", me gritaba mi padre mientras me iba con un portazo.

    - Todo le parece tan fácil! Trabajar limpiando suelos, después de 5 años estudiando una carrera! Y una mierda! Si me tengo que ir a China, me iré a China…

    Se había licenciado hacía ya 18 meses y no había encontrado ni un solo trabajo de historiador, ni nada que se le pareciera. Cada dos días revisaba cada página de trabajos y ofertas. Se paseaba por las oficinas del INEM como si fuera uno más en un bar de viejos. Hasta tenía un grupo de amigos de ahí que salían a tomar cañas.

    25 años y aun no tenía ni idea de lo que significa cotizar…Tampoco había salido nunca de España, lo más lejos que había ido eran las Baleares.
    Siempre por lo seguro, tranquilo y sin grandes expectativas. Quería la típica vida que se ve en las películas.

    - No puede ser tan difícil, no? A la generación de nuestros padres les salió bastante bien!

    Por curiosidad y una chispa de aventura, a lo Indiana Jones, mandó su CV al Instituto Cervantes en Hong Kong.

    Una semana más tarde le contestaban. Tenía el trabajo y querían que empezara cuanto antes.

    - 10.500 km…acaso no hay nadie más que haya pedido el trabajo??

    Tenía un nudo en el estomago que no le dejaba respirar.

    - Pues me tendré que ir… no??

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  6. Pseudonimo: TMLCEJGPAUEEEI

    Texto:

    NO fue una idea muy madurada, o si se quiere excesivamente premeditada por ninguna de las dos partes involucradas en el asunto. NECESARIAMENTE fue una decisión bastante aleatoria, como cualquiera de las decisiones que toma un ser humano a lo largo de su vida, dentro de su ya escaso campo de acción. EN ese momento todo cobró forma, tras un esfuerzo indescriptible; bastaba presionar la última tecla de aquel viejo portátil y llevarían a cabo la mayor acción de contrafección en la historia de la humanidad. CHINA se vería beneficiada, muy a su pesar, y había muchas variables sobre las que no tenían control, pero merecía la pena intentarlo. POR los dos, por todos y cada uno de nosotros. AMOR es una palabra, al igual que la primera de la última frase de este comunicado, que, así dicha, carece de significado concreto..., pero vagamente se puede decir que el motor de la acción fue el amor a toda la raza. DE ahí a que las consecuencias fueran positivas en el futuro, al menos el inmediato, hay una larga distancia, insalvable al parecer, teniendo en cuenta los aconte cimientos que tuvimos el "privilegio" de presenciar en los meses posteriores. DIOS un concepto difuso que hay que concretar, pero, en este caso, podemos hacer abuso del lenguaje y decir que ellos jugaron a serlo; y es bien sabido que intentar reemplazar o desafiar a Dios o a "los dioses" es una tarea, cuando menos, peligrosa, y si no, pregunten a Sísifo, Damocles, Prometeo, Dr Frankenstein o a cualquiera de los sujetos que intentaron acometer esta tamaña empresa.

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  7. Pseudónimo: alfabético y 7*(1,2,3,4,5,6,7)

    Abatido. Agotado. Ansioso. Desesperado. Desubicado. Impotente. Vacío. Comía desganado. Corría siempre. Dormía tropezadamente. Reflexionaba poco. Sentía d esasosiego. Vivía aceleradamente. (Y)Intentaba escapar. De la realidad. De la sociedad. De los otros. De sí mismo. De su existencia. Huir como alternativa. Pero sin resultados. Auguraba un futuro negro. Él también formaba parte. Era pieza del engranaje. Global y preocupante engranaje. No podía evitar preocuparse. Todos se verían afectados. Y él el primero. Por qué dejó que pasara? Por qué destruyo absolutamente todo? Por qué estuvo tan cegado? Por qué fue tan testarudo? Por qué no lo consideró? Por qué no consultó más? Por qué obvió las consecuencias? Carecía de respuestas a tantos "porqués". El escondite fue mera escapatoria transitoria. No resultó funcionar como parche permanente. No supuso ni medio paso adelante. Sabía que había actuado inexcusablemente mal. Todas sus decisiones conllevaron consecuencias desastrosas. Y ahora purgaba las culpas atormentándose. "Irse lejos es quizá la soluci'on", pensaba. "La mejor alternativa a la huida mental". "La vida podía recomenzar en cualquier lugar". "No necesariamente en China, por amor de Dios". "Pero, Asia era un continente aceptablemente atractivo". Sabía que tampoco funcionaría, era otra huida. Y los problemas no se resuelven desapareciendo.

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  8. Pseudonimo: destino_equivocado

    Siendo más intrépido de lo que en realidad soy, opté por adentrarme en el laberinto de túneles. Mentiría si negara la efimera satisfacción que experimenté. Las caras de estupefacción me hicieron sentir bien, pero todo quedó entremezclado con la tristeza propia de emprender un viaje infructuoso con destino incierto. En esos momentos, acabar irremediablemente perdido no parecía una opción tan mala. En el mejor de los casos terminaríamos lejos, muy lejos, y en el peor, en el mismo lugar que yo pretendía evitarnos. El plan desde luego no era perfecto. Nunca lo es. Precisar nuestro destino estaba más allá de mis limitadas capacidades. Asumía los evidentes riesgos, pero rezaba con todas mis fuerzas para no acabar allí. No necesariamente en China, por amor de Dios!

    Mientras avanzaba por los conductos de refrigeración, mi maravilloso plan, hasta no hacía mucho, brillante, se me iba desdibujando a cada paso. Visualicé a mis padres y mi hermana, en bañador en la felicidad de sus vacaciones. Bien merecidas, no cabía la menor duda. Sentí una pena terrible. Por mí mismo, lamento decirlo, pero el ataque de autocompasión estaba plenamente justificado. Si ellos supieran dónde me estaba metiendo. Ya no iba a echarme atrás.

    El pobre ni me vió venir. Destrocé, ante su mirada desencajada, el sistema de radio. Reventé los instrumentos de navegación. No paré hasta hacer pedazos el cuadro de mandos. Unas luces rojas se encendieron. La bestia emitió un último rugido desde sus entrañas. Y todo quedó en silencio.

    A estas alturas, reconozco que mi reacción fue desproporcionada. Mientras el capitán me sacaba del cuarto de mandos, la muchedumbre, enloquecida, se iba acumulando alrededor. Fue durísimo. Mis padres y mi hermana. Allí, en bañador. Nunca dudé que lo entenderían, que el sacrificio, sin ser voluntario, compensaría los inconvenientes sufridos. Era un mero gesto de solidaridad hacía un pueblo que penaba. Cómo disfrutar de un crucero mientras otros sufrían? Me negúe a hacer escala en un país como aquel, pero les debía una explicación. Me llevé las dos manos a la boca y grité con todas mis fuerzas: Tibet libertad!

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  9. Me he escapado, después de días que rebosan insomnio y falta de aire. He dejado el mentón paternal de Luis, vigilante tierno, y estoy en medio de la pista del antro más decrépito que he encontrado lejos de nuestro barrio. Me sabe a mis, y sólo mías, antiguas danzas con la muerte, sabiéndome dueña de todas las miradas. Busco algún chaval que sí sepa cómo embriagarme la vida. Y cuando lo encuentro, y brindamos, se lo dedico con sorna al mentón de Luis: “por mi estabilizador del ánimo”. Bailo, pese a estar agotada en esa lucha estéril para apartarte de mi pensamiento, y acordándome también de tu abuela, que siempre repite, sobre mi relación con Luis, que me da el equilibrio y el sentido de realidad que me falta. Gozo al contarme que me quedo danzando y que me voy de una vez a la mierda, pero me resulta imposible hablarme sin hablarte. Me haces volver corriendo a nuestra casa. Abrazo al Luis que finge estar dormido para que no me piense controlada. Le quiero. Escúchame bien, que para algo estás en mis entrañas. Sé que Luis, en cuanto sepa que has empezado a existir, hablará, en monólogos de buen padre, sobre tu porvenir. Aceptaré algunas de sus propuestas, así evitaremos que heredes esta incompetencia mía para la vida. Prometo escuchar, con gesto grave, cuando hable de la necesidad de una buena formación para ti, pero no necesariamente en China, por amor de Dios, por mucho que sea la próxima potencia mundial. Tampoco haremos una búsqueda exhaustiva de cultos matrimonios que tengan hijos perfectos para ti. Ni te matricularemos por tu bien en Teleco. Y tras susurrar al mentón burlón y amoroso, que yo también tengo cosas que enseñarte, noto que, al fin, estoy bostezando.

    Pseudónimo:SentimientosInfiltrados

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  10. pseudonimo = sección de trabajo

    Mi primer impulso fue emplear el dinero para huir, irme lo suficientemente lejos como para que la distancia convirtiera aquel charco de sangre en una gota insignificante. Incluso escribí una lista en la que aparecieron los lugares más inverosímiles, pero terminé convenciendome a mi mismo de lo absurdo de aquel plan, de que no necesariamente en China, por amor de Dios, ni en Australia ni en Mexico, podría distanciarme más fácilmente de aquella experiencia truculenta.

    Lo siguiente que intenté fue deshacerme del dinero, cuya presencia me quemaba en todo momento. Sin pensarlo demasiado regalé un fajo de billetes al mendigo de mi barrio. A la mañana siguiente me enteré de que el viejo había terminado en el hospital. Alguien lo había visto intentando pagar en el estanco con un billete de cien, lo esperó y después lo golpeó hasta dejarlo sin sentido. Recuerdo claramente su mirada confusa y preocupada, que adjudiqué inicialmente a lo elevado de la cantidad, pero que sin duda reflejaba un miedo más profundo y antiguo.

    En realidad yo nunca lo quise, y no era sorprendente que aquel dinero que yo sentía como maldito y despreciable atrajera desgracias a cuantos entraban en contacto con él. La plata apareció en mi vida tras decidir evitar el plomo. Ellos la dejaron en mi mesilla mientras dormía y no fue para agradecerme mi silencio sino para dejar claro que pasaría si contaba lo sucedido. Entonces entendí que la vergüenza de cargar con ese dinero era el precio a pagar por no terminar como mi pobre vecina, cuya única culpa fue contemplar un asesinato atroz y reportarlo inmediatamente; aquella mujer valiente, asesinada ante mis propios ojos, cuyo destino no fui capaz de compartir.

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  11. Ella no soportaba la idea. Al principio no le dió importancia, incluso le pareció original. Típica de Alberto. Estaba convencida de que se le olvidaría pronto y se quedaría en una más de sus ideas estrambóticas. Pero Alberto estaba especialmente ilusionado con el plan. Creía, como muchas otras veces, que era brillante. Sería un bombazo para sus amigos. Nada podía fallar pensaba él. Sin embargo, a Marta cada día que pasaba le parecía más absurdo todo. ¿Por qué en China?¿ Qué se les había perdido en ese pais superpoblado y exclavo del trabajo?. Era, en cierto modo, como hacer un homenaje a la cultura del trabajo, a la explotación infantil..
    Definitivamente era la idea más estúpida que se le había ocurrido nunca pero parecía imposible hacerle entrar en razón. Alberto podía ser muy persistente y testarudo, necesitaba reafirmar sus ideas "geniales" incluso cuando era consciente de que eran absurdas. Quería casarse con él pero ¿a qué precio?. Si empezaban así acabarían bautizando a su hija en la Antártida o trabajando en un burdel. NO, definitivamente no podía ceder a esta idea rocambolesca de Alberto.
    Follar durante tres semanas seguidas no había tenido resultados. Alberto estaba tan excitado con su idea que parecía disfrutar más preparando el festín que penetrándola. Si el sexo había fallado no había nada que hacer. Alberto era como un animal en eso, el sexo era lo que más le relajaba y donde Marta podía conseguir lo que quería a cambio de satisfacer sus más íntimos deseos. Sin embargo, no disfrutaban tanto desde que la maldita boda en China entró en sus vidas.
    Marta no recordaba como había llegado hasta allí. De repente se asustó. Estaba en el pretil de la ventana de lo que parecía su casa porque estaba muy lejos del suelo. Estaba de pie, tenía frío. Miró hacia abajo y vió a un montón de policías gritando frases incoherentes. Alberto estaba pálido, aterrorizado. Todo el mundo parecía preocupado por ella. No sabía muy bien que hacía allí. Se miró a su cuerpo, que descubrió desnudo y leyó en su pecho la frase que la hizo recordar su propósito "No necesariamente en China por amor de Dios". Esbozó una sonrisa.

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  12. Se despertó y permaneció unos minutos en la cama sin tener muy claro si estaba dormido o despierto. Rutinariamente, trató de recordar el sueño del cuál acababa de salir pero aquella mañana no pudo. Sólo alcanzaba a recordar una frase que no llegaba a comprender: “no necesariamente en China, por amor de Dios”. Ni siquiera sabía cómo se insertaba aquella frase en el sueño, si la había leído o alguien la había pronunciado. No recordaba nada más. Aquellas palabras parecían aleatorias, como si hubieran quedado varadas en su mente tras vagar a la deriva.

    Mientras se duchaba se percató de que el final de la frase le producía cierta inquietud. “No necesariamente en China” tenía un toque exótico, sin embargo al acabar con “por amor de Dios” el conjunto transmitía una sensación de violencia soterrada. Trató de olvidarse de todo mientras preparaba el desayuno pero cuando las tostadas saltaron en la tostadora comprendió que aquella maldita frase le producía pavor.

    ¿Por qué iba a aparecer una frase así en uno de sus sueños? Terminó de desayunar y se dijo que era ridículo tener miedo de una frase que uno mismo ha soñado. Sin embargo ese pensamiento, lejos de calmarle, le intranquilizó aún más. Le costaba respirar. Era sólo una frase, ni siquiera era un sueño. Cerró los ojos para recordar algo más pero fue inútil. Dio un puñetazo a la mesa. Gritó. Trató de engañarse imaginando algún sueño en el que encajara aquella frase. De nuevo en vano, no se le ocurría nada. Sólo aquella frase huérfana. Una y otra vez aparecían aquellas palabras absurdas que le estaban desquiciando. Escribió la frase en un folio en blanco. Quiso seguir escribiendo pero no pudo. Nada tenía sentido después de aquello. Nada.

    Entonces comprendió.

    Más tarde, encontraron su cadáver sujetando fuertemente aquel folio.


    pseudónimo: imsomnio

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