viernes, 8 de mayo de 2015

XXXI EDICIÓN DE RELATOS FUNDAMENTALES

Y luego, sin poderlo remediar, de un tajo, le cercené la cabeza.




Tema: Quizá la mente humana necesita creer que los motivos para acabar con la vida de otro ser deben ser significativos, importantes, sustanciales, o incluso trascendentes.

Pero, ¿nunca pensaste en acabar con la vida de aquel tipo que no dejaba de tocar el claxon de su coche mientras intentabas echar una siestecita? ¿No despertó, ni por un segundo, tu instinto homicida aquella señora que ocupaba toda la acera y no te dejaba pasar, a pesar de la prisa que llevabas? ¿No te resultaba una provocación criminal la forma que tenía aquel hombre de recolocarse en “cortinilla” ese mechón de pelo grasiento?

¿Qué hubiera pasado si cada uno de esos motivos hubieran sido suficientes para pertrechar el acto asesino? Dejen volar sus más profundos instintos de muerte hasta hallar un móvil suficientemente absurdo y, a la vez, obvio de dar fin a la existencia sinrazón de algún mortal insignificante.

En el relato deberá aparecer, sin remedio alguno, la frase que da nombre a la presente edición.

La inspiración del tema de este relato se halla en la obra de Max Aub, “Crímenes ejemplares”, la cual haré llegar a todos y cada uno de los relateros.

Extensión: libre

Método de envío: cada relato será un comentario anónimo en la entrada del blog.

Fecha límite para subir los relatos: Hasta un minuto de la cena y lectura. No seré yo quién termine con el goce infinito que produce la postergación desmedida.

Fecha de la merienda-cena: Sábado 16 de mayo a las 18:00h.  


Lectura de los relatos: La identidad de los autores será una incógnita en todo momento hasta que deje de serlo. Los relatos serán repartidos entre los participantes aleatoriamente para su lectura, salvo que algún autor prefiera leer el suyo por alguna causa justificada. Se recomienda al lector leer previamente el relato, para tratar de ser  fiel a la intención del creador del escrito.

6 comentarios:

  1. Se había puesto los cascos, al fin el resto de la plantilla podría darse un descanso de su incansable e irritante voz que traspasaba los tímpanos y martilleaba nuestros cerebros sin piedad.

    Eran las cuatro y cuarto de la tarde, el fin de la jornada estaba cerca, pero esa hora y cuarenta y cinco minutos restantes se perfilaban eternos. Nada restaba ya del ambiente alegre y distendido de la mañana. La atmósfera estaba cargada a tal punto que pronunciar más de tres palabras seguidas suponía un esfuerzo heroico. Sólo algunas toses turbaban la monótona calma de los teclados de los ordenadores.

    De repente, un golpe seco me hizo dar un respingo sobre el asiento, miré hacia los lados pero no distinguí nada extraño. Me disponía a fijar la vista en la pantalla cuando ¡pum! de nuevo ese golpe. Esta vez advertí la vibración del suelo muy cerca de mis pies. Era ella, ¡cómo había podido ser tan ilusa!¡cómo había podido pensar que unos tristes cascos bastarían para amansar a esa fiera de cabellos cardados!

    Creo que fue Bisbal el que había desatado la caja de los truenos, no estoy segura. El hecho es que la señora que se sentaba frente a mí no dejaba de patear el suelo al ritmo de alguna música infernal. ¡Pum! La suela de su zapato impactaba contra el piso a intervalos de tres segundos.

    Me había hecho perder por completo la concentración. No conseguía abstraerme de aquel molesto ruido que había monopolizado la atención de todos mis sentidos. ¡Pum! Sentía cada una de sus patadas como una embestida directa a mis órganos vitales. ¡Pum! Si el mundo fuera justo, en uno se esos taconazos el suelo se abriría bajo sus pies y se la tragaría sin dejar rastro. ¡PUM!¡PUM! Ya era suficiente, tendría que ser yo la que pusiera fin a esa tortura.

    Me levanté, me separaban menos de cuatro metros de la guillotina para papel, arranqué la hoja del resto de la herramienta, y luego, sin poderlo remediar, de un tajo, le cercené la cabeza.

    Mi mente está algo nublada y no recuerdo con claridad lo que pasó hasta que llegó la policía, aunque juraría que escuché algún aplauso. En cualquier caso, estoy tranquila, no creo que ningún tribunal del mundo me condene por cargarme a una señora tan insoportable. Confiemos en la justicia.

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  2. JEFECIDIO

    Ha sido un fin de semana muy duro y solo hay cabida para un pensamiento en mi cabeza: “q sueño!”

    Mi intención es recrearme en ese pensamiento durante todo el lunes y no dejar que nadie lo estropee… Ya he hecho lo más difícil que tenía que hacer hoy, levantarme, pero al llegar a la oficina puntual como un reloj suizo, ya tengo 5 correos de este imbécil.

    El problema no son los 5 correos, el problema no es ni siquiera el tono que utiliza, el problema no es que pensara dormitar hasta medio día… No, el problema es q es feo… es el tío más feo que he visto nunca, es desagradable de mirar. El problema es q es idiota y se empeña en parecer grande cuando solo mide 1,60. El problema es q los niños se reían de él en el colegio porque era un enano lleno de granos y aún no se ha dado cuenta de que deberían haberse reído mas…

    Ya está, ha conseguido cambiar mis planes… En vez de dormir todo el día, ha conseguido enfadarme y no voy a tener mas remedio que matarle.

    El jefecidio no es delito, y mucho menos en estas circunstancias en las que hay tantos atenuantes. El único delito es no haberlo hecho antes.

    Lo más fácil es utilizar una pistola, si, pero de agua… Lo ato a la silla giratoria desde la que no le llegan los pies al suelo, y le pongo la pistola en la boca. Aprieto el gatillo una vez y otra, no es ensañamiento, forma parte del plan llenarle el estómago de agua hasta q le explote la vejiga o no tenga mas remedio q mearse encima. Sin embargo su incapacidad para controlar su uretra le salva la vida y no tengo mas remedio que recurrir al plan B.

    Salgo al pasillo empujando la silla (el q inventó las sillas de oficina con ruedas era un sabio), junto a la escalera de incendios hay un hacha y un extintor. Durante un segundo dudo entre si utilizar los artículos que el departamento de prevención de riesgos laborales pone a mi disposición, o empujarlo escaleras abajo… Q tonta soy, no hay duda, si le empujara por las escaleras no sufriría suficiente, no tendrá la oportunidad de suplicar clemencia.

    Y de nuevo la duda… el hacha mancha un montón, y todos sabéis que me da mucho asco la sangre, además hoy llevo mi vestido favorito… pero el extintor? A golpes o le meto el tubo por el culo y dejo q salga la espuma (aunque eso implicaría tener que verle el culo, puuuuaaaaggg!!)?

    El adivina mis intenciones y grita pidiendo auxilio… en breve toda la oficina habrá acudido a la llamada y tengo q darme prisa…

    De repente me acuerdo, llevo en el bolso un condón que compré en Ámsterdam, pensaba guardarlo de recuerdo, pero es una pérdida menor, ya tendré tiempo de volver a Ámsterdam a comprar más condones. Lo saco del paquetito y se lo meto por la cabeza… por un momento me rio pensando que es posible que el quepa entero dentro, pero ni siquiera vale para eso… Pronto se queda sin aire dentro del latex y deja de convulsionar…

    El pasillo se ha llenado de compañeros que han oído los gritos, me miran en silencio, con cara de desconcierto, pero desde detrás comienza a oírse un murmullo, una palmada tímida, y luego más palmas que se convierten en vítores, son los hurras de mi público orgulloso, los agradecimientos de quien quería haberlo hecho pero no tuvo valor.

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  3. (Leer con voz de señorona Andaluza)

    Miraba yo la mancha de moho en el techo de la cochera y me dije a mi misma- joder Paco, ni muerto me dejas tranquila. Urbanización El Lucero, Dos Hermanas. Un poco retirado del pueblo, pero mu digno, precioso... bueno yo habría puesto algún arbolillo más por las calles mi arma que en verano la calor no hay quien la aguante. El chalé se lo compró mi Paco en las vacas gordas. 300.000 euros que nos costó la joía casa. Mira que yo, que tengo un pelo de bruja, le dije - Paco, ésto no va a ser así siempre, en algún momento la cosa va a ir pabajo. Pero nada, el negocio le iba boyante, tenía contratáos. a un par de chavales, al hijo de la Paqui y uno mu moreno que era Africano, del Senescal ese o de por ahi. ¡Qué locura!, todo el día trabajando de fontanero. Arreglaba todas las cañería de Dos Hermanas, menos las de casa, ya me entiendes. Bien sola que me dejaba el cacho cabrón. Y en esas, currando a destajo se entera de que el alcalde ha recalcificado unos terrenos que antes eran las huertas del tío Flamenco (que en paz descanse) y que se van a hacer unas casas de lujo, y que si el alcalde le ha pedido que se encargue de toda la fontanería, y que si de paso quería uno que le ayudaba con lo de pedir la hipoteca, y que si el chocho de la Bernarda, y mi Paco , que siempre ha sido un sin sangre que se dejaba traer pa cá y pallá pues picó como un bendito. Mi Paco, que se creía Jesús Gil el condenao, se le fueron las entendederas, y él, que siempre fue muy humirde y muy buena gente, pues no se le ocurre otra cosa que plantar una fuente en medio del patio, donde está la piscina común. En la fuente aparece peleándose un dios en cueros con un bicho mu feo. - ¿Y eso tan feo que es Paquito hijo? Le pregunto, y no me dice - hay que inculta eres mi vida. ¡es Hércules matando a la Hiedra!, ¿Que hiedra ni que niño muerto? Mitología me dice, tu te crees, si no se ha leído nada más que el diario AS y porque salen frescas en la parte de atrás del periódico. ¡Qué desgracia!, mi Paco, a la de ná se empieza a sentir mal, que si tose, que si le duele la cabeza, neumonitis le dicen o qué se yo. De andar cortando los tubos de la calefacción y de las tuberías se puso malísimo. No lo pudimos demostrar pero nos dio igual porque el pobrecito se fue al otro barrio en cuestión de meses con una mano delante y otra detrás. Aquí todo se ha quedado manga por hombro, la mitad de las casas sin vender, no hay ni autobuses, ni pasa el correo y estamos a la gresca con la Iberdrola porque dicen que hemos tirado cuatro años de la luz de obra y que está sin pagar, así que nos quitan el suministro de vez en cuando. Para colmo, resulta que la tubería de la fuente estaba picada y se ha filtrado mojando el techo de todos los garajes. Así que aquí estoy, sola en una casa enorme, na más que pa estar limpiando to el día, con los del banco dando por culo a todas horas con que la pague. Sí, pues no se con qué, ni en carnes fíjate. Pero eso si, la casa de mi madre, que la dimos para el préstamo, esa no me la devuelven ¿eh?. Y ahora resulta que los vecinos me denuncian por.la chapuza de mi paco. Y por eso, anoche me cagué en tos sus muertos y luego, sin poderlo remediar, de un tajo le cercené la cabeza. Hércules, valiente joío por culo. ¡Paco! ni muerto me vas a dejar tranquila...

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  4. Lo hice porque él gritaba, día tras día. Gritaba como un poseso, siempre exigiendo más, siempre insatisfecho. Puedo jurar que yo siempre traté de hacerlo lo mejor posible, de cumplir sus continuas demandas. Me esforzaba, tratando, sin tino, de estar a la altura. Pero para él, una persona como yo nunca iba a estarlo. Tal posibilidad era ridícula en sí misma.

    Me hería el desprecio instalado en sus pupilas que no se molestaba en disimular, ese íntimo sentimiento de superioridad que transpiraba su piel.
    Su sonrisa impecable y falsa se desvaneció al contacto de la pistola en su sien. De repente temblaba, implorante, como un jilguerillo asustado. Él, siempre altanero, musculoso y pluscuamperfecto me miraba con asombro, experimentando curiosidad por primera vez hacia la mujer gorda y patética de la bici del fondo.

    No tuve que apretar el gatillo, le obligué a pedalear hasta que su corazón arrogante explotó del esfuerzo, y no necesité gritarle.

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  5. ¿Por qué lo hice?
    Desde tu cabeza (así no lo entenderás)
    Aaaahhh... qué magnífico y soleado día... Qué tranquilidad y qué hermosos jardines. Qué placer respirar la brisa fresca primaveral y escuchar el piar de un mirlo que aletea de arbusto en arbusto. Unas niñas compran un helado riendo y un abuelo lee el periódico en un banco. Un cachorro de perro intenta alcanzar la pelota con la que juegan unos niños... Un mimo cae decapitado en mitad de la plaza y cunde el caos y la histeria.
    Desde mi cabeza (Así tampoco lo entenderás, pero estarás más cerca)
    Hay una inquietante quietud en las calles mientras un sol abrasador quema con sus radiaciones perniciosas mi piel. Los jardines que atravieso me incitan el asco más visceral, pues me recuerdan la representación más hipócrita del gobierno municipal, más preocupado en la estética e imagen de unos arbustos que en los ciudadanos que los ven. Para colmo el aire primaveral está cargado de alergénico e irritante polen y esos bichos negros con alas, los mirlos, las ratas aéreas de la ciudad, no hacen sino terminar de empeorar las cosas con sus ruidos y sus molestos revoloteos. Observo como la juventud se pierde sin remedio cayendo en el consumismo y la ingesta desproporcionada de calorías. ¿¿¡¡A caso creerán esas niñas que están libres de culpabilidad cuando compran los helados!!?? Y ante eso, ¿qué hacen los mayores, faro de la juventud y guardianes de la experiencia?... Nada, tan sólo leer plácidamente un periódico, sesgado y manipulador... y no mueven un dedo. Según sigo andando compruebo como son los animales quienes reinan y dirigen este país. Como ejemplo este perro, ya cambiando las reglas de un juego con su sóla presencia... ¿qué se habrá creído ese mamífero inferior? Y los humanos se lo permiten... Lo único que me faltaba ya por ver es una mala interpretación de la Revuelta de Fuenteovejuna, ¡¡sin guión!! Malditos mimos... Quise darme la vuelta e irme rápidamente del lugar, pero me detuve y... luego, sin poderlo remediar, de un tajo le cercené la cabeza a ese payaso de cara blanca... No entiendo por qué la gente se puso a gritar de forma histérica... es decir, no entiendo por qué no lo estaban haciendo ya antes de que yo dejase libres mis instintos. Visto lo visto, había montones de motivos para gritar esta mañana...

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  6. De fondo: “Aquí base 1 desde Moscú, intentando comunicar con Vosjod 2, por favor verifiquen ubicación en el espacio interestelar y estado de la tripulación”. “Aquí base 1 desde Moscú, intentando comunicar con Vosjod 2, por favor comandantes Beliájev, Leónov, restablezcan la comunicación con la base espacial…”

    - Es curiosa la forma de flotar de la sangre en el espacio antigravitatorio. Pequeñas bolitas que se transforman desde figuras sinuosas a la esfericidad más absoluta.

    Durante, al menos, un par de minutos, Pavel permaneció absorto ante el desfile de esferas encarnadas que decoraban la cámara principal de mando de la nave.

    - Fue una grata sorpresa la sencillez con la que entró el cuerpo inerte de Alekséi en el traje espacial. Hacía tiempo que no sentía la fascinación por la antigravedad. Durante el periodo de entrenamiento físico y bajo las condiciones de estrés a las que fueron sometidos, aquella fascinante sensación de ingravidez se había transformado en un auténtico tedio. Comer, ir al baño, asearse…Todo era una verdadera complicación a costa de la dichosa ausencia de atracción de los cuerpos a la Tierra a tan magna distancia de la misma.

    Por un segundo, trató de evocar cómo habrían hecho otros para trasladar un cadáver con todo su peso. Imaginó que la forma más practica de hacerlo sería descuartizándolo en pequeños trozos para facilitar el tránsito.

    - ¡Por Dios, que horror! ¡Descuartizar a alguien! Es indiscutible que la humanidad esta perdiendo el juicio. Sólo de pensarlo, ¡se me ponen los pelos de punta!

    Pero aquel serpenteo de plasma le había devuelto la sonrisa. Definitivamente, fascinante.

    El movimiento de fondo sacó a Pavel de su ensimismamiento, reenfocándose su mirada más allá de la sangre y del grueso vidrio que le separaba del espacio infinito. Allí estaba, a lo lejos, el cuerpo sin vida de Aleskséi Levónov, enfundado en su traje espacial de última generación, desplazándose suavemente por el sombrío y pacífico cosmos.

    - Casi pudiera parecer que está sonriendo. Es, más bien, una mueca de mirada vacía pero, sin duda, tiene un aspecto cómico. ¡Pero si hasta parece que mueve la mano como queriendo saludar! ¡Holaaaaaa! (Agitando la mano en ademán de cortesía).

    Desde luego, habían sido los diez días más estresantes de mi vida. Hasta su más minúsculo ademán había acabado por desquiciarme. Esa nariz de orificios infames de la que brotaban pelos de elefante…ese aliento mañanero nauseabundo que ni la ingravidez había podido impedir que penetrase hasta mi garganta…ese rintintín desquiciante al preguntar cada jornada: “¿cómo ha amanecido mi compañero de aventuras favorito?...Puuuaaaggg...esa forma de hurgarse entre los dientes con su extremadamente larga uña del dedo meñique…Y, lo peor de todo, ese ronquido de gorrino que trastornaba y aturdía sin cesar mis neuronas cada vez que soltaba sus absurdas carcajadas.

    Llevaba varios días pensando en que la única solución era acabar con su deplorable existencia si bien, hasta aquel momento, había sido una opaca reflexión de fondo en mi cabeza.

    Entonces, se puso a tratar de abrir la lata de leche deshidratada como cada mañana con la navaja suiza de tres hojas. Con esa insoportable torpeza. Verle pelear con la hojalata era insufrible. Después de varios minutos que parecieron eternos, al fin, desalentado ante su impericia, soltó de nuevo una de sus carcajadas de marrano agonizante, liberando por un instante la navaja de la mano.

    Y luego, sin poderlo remediar, de un tajo, le cercené la cabeza.

    De fondo: “Aquí base 1 desde Moscú, intentando establecer comunicación con Vosjod 2, por favor, contesten”.

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