viernes, 25 de septiembre de 2015


XXXIII EDICIÓN DE RELATOS FUNDAMENTALES



RELATOS CARCELARIOS

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Extensión: libre

Método de envío: cada relato será un comentario anónimo en la entrada del blog.

Fecha límite para subir los relatos: Hasta un minuto de la comida y lectura. No seré yo quién termine con el goce infinito que produce la postergación desmedida.

Fecha de la comida:  Domingo 4 de octubre a las 14:00h.  


Lectura de los relatos: La identidad de los autores será una incógnita en todo momento hasta que deje de serlo. Los relatos serán repartidos entre los participantes aleatoriamente para su lectura, salvo que algún autor prefiera leer el suyo por alguna causa justificada. Se recomienda al lector leer previamente el relato, para tratar de ser  fiel a la intención del creador del escrito.

10 comentarios:

  1. Las seis de la mañana
    Suena el gallo artificial.
    Minutos contados, corro
    Dentro de esta caja de cristal
    Una jaula subterránea
    Que me lleva a trabajar
    Barrotes en el metro
    Barrotes por la ciudad
    Todo el mundo va corriendo,
    Nadie puede escapar
    Sirenas, claxon, aullidos,
    Corriendo sin parar

    Siete horas escuchando
    Gente presa de su realidad
    Atrapada en sus pensamientos
    Abro la verja, se intentan salvar
    Oigo los pájaros, libres, cantando
    El autobús de la EMT pasar

    La sirena del recreo
    Da una tregua a la realidad
    Entre el libro de mates, el de cono
    Y la puñetera extraescolar

    Me calzo las bambas,
    Me pongo a bailar

    Miro la partitura
    Atiendo al compás

    Cojo el pincel
    Mis dedos se dejan llevar

    Me fundo con todo ello, embelesada
    ¿mi alma dónde está?
    No sé dónde empieza la música, la pintura,
    Ni dónde nos va a llevar

    No importa.
    No existe nada más
    Los muros, barrotes… se desdibujan
    Corro en libertad


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  2. Tras un largo desayuno en la cafetería de la Facultad, decidimos apuntarnos a aquel curso de "Prevención e Intervención en Prisiones", que anunciaban en cada mugrienta columna.

    No estaría de más una línea tan “imponente” en nuestro pobre currículum de estudiantes de primero de Trabajo Social, y aprender sobre aquellos que no pueden respirar aires de libertad llamaba mucho nuestra atención…

    Las tres primeras sesiones en la sala 202 de Sociología nos alertaron de los problemas, los inconvenientes, las razones y los métodos de integración social utilizados en la red de centros penitenciarios españoles.

    La cuarta, insitu, en la prisión de Navalcarnero, nos enseñó algo muy diferente:
    El poder de unas curvas, la hipocresía, la importancia de los idiomas para conocer la verdad y la imperiosa necesidad de follar del ser humano...

    Llegamos puntuales a la cita, 15.30 en el aparcamiento central del Madrid IV.
    Era mayo, pero el verano se había adelantado y los 30 grados nos obligaban a vestir fresquitas. Y cual hippies del año dos mil (que era lo que nos creíamos en ésa época) vestíamos camiseta de tirantes, pantalones tailandeses anchos y chanclas.
    Ninguna pensó en la sexualidad de sus hombros desnudos, ninguna se percató de lo sinuoso de los tirantes, ninguna miró el desnudo de sus pies…

    Tras cinco controles de seguridad, solo armadas con nuestras libretas y bolis llegamos al pasillo central donde en cuestión de segundos, nuestra presencia paró todo, incluso el partido de fútbol que disputaban los presos del módulo 1 bajo el sol asfixiante…
    Una avalancha de hombres sudorosos se amontonó junto a los vidrios que les separaban de nosotras y gritándonos entusiasmados dilucidaron detalladamente técnicas sexuales que practicarían con nosotras de no existir ese cristal… y a gritos también, explicaron lo que le harían a nuestros pechos, culos, coños y pies (si, también a los pies…)

    En el módulo de desintoxicación nuestra presencia tuvo el mismo efecto…

    Nosotras tan modernas, delgadas casi huesudas, planas como tablas y baluartes de libertad (incluida la sexual)… siendo objetos, sin poder defendernos y resultando mejores que cualquier chute de metadona… Nosotras que queríamos aprender y saber de primera mano el resultado de las técnicas de reinserción… Sin poder mantener una conversación seria con ningún recluso…
    Tras un largo paseo por todo el centro, entre gritos y acompañadas en todo momento por personal del centro, en el taller de cerámica, al fondo del patio, un hombre nos miró al fin a los ojos…
    Sin dudarlo, Aurora, Alba y yo nos acercamos a él…
    No entendía español, era Bosnio, crímenes contra la Humanidad durante la guerra de los Balcanes… y ante el Tribunal de la Haya… (Tenía para rato…) y en un perfecto inglés, nos habló de soledad, de añoranza de su tierra, de aislamiento y de mal trato por parte del equipo de personas que nos estaban instruyendo en convivencia, respeto y derechos humanos… No hizo sentir con sus palabras la más inmensa soledad.
    A los pocos minutos llegó el educador que nos guiaba, ante su presencia, el bosnio enmudeció y sin más se despidió con un sumiso nice to meet you y un apretón de manos…
    Ese fue el único contacto físico y humano que tuvimos esa tarde… en esa prisión…
    ...

    Han pasado 10 años desde aquella tarde, pero aún recuerdo el tacto de su mano al despedirnos y sus ojos vacíos llenos de dolor…

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  3. INSTRUCCIONES PARA ESCAPAR DE PRISIÓN

    El proceso debe comenzarse excavando un túnel con la ayuda de una cucharilla de té inglés.

    Si hay dudas sobre el lugar más conveniente para comenzar a remover la piedra, seleccionar el punto con consistencia de vals vienés. También podrían servir los segmentos de muro que suenen a sombras chinescas o carrera de galgos, si bien, en estos casos, conviene tomar la precaución inicial de contener la respiración unos segundos.

    Resulta imprescindible avanzar mientras se silba una antigua melodía infantil. En caso de no aparecer en la memoria una cantinela apropiada es preciso recuperarla jugando a la rayuela en el recinto del patio o despotricando a voz en grito en algún idioma extranjero.

    La excavación debe realizarse en horario nocturno, excluyendo las veladas de luna en cuarto menguante, más propicias para el juego de cartas y las confesiones entre llantos y efluvios de alcohol.

    Cuando se haya descendido lo suficiente para comenzar a captar el aroma de chistes familiares, modificar bruscamente la orientación con el fin de despistar espíritus vengativos y memorias penosas. De no acelerar el proceso en este punto se corre el riesgo de quedar atrapado entre jirones de sábanas ásperas y uñas chirriando en la pizarra. Si, con fortuna, se logra acompasar la salida al exterior con el canto de las cigarras o la atmósfera eléctrica de una tormenta de verano, solo resta correr y saltar entre lágrimas y carcajadas, no necesariamente distinguibles las unas de las otras.

    Este procedimiento es igualmente útil para personas presas de sí mismas.

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  4. Me desperté con las uñas enrojecidas y casi podía sentirlas llenas de tierra. Entre mis pestañas todavía había destellos de libertad. Pero despertar… siempre significaba volver a la prisión. Esta vez no lloré, esta vez cogí aire y puse los pies en el suelo. Era frecuente la sensación de desorientación al principio. Ahora, ya me sentía como en casa. Una casa de la que quería salir corriendo.
    ¿Y tú por qué estás aquí? Esa era siempre la primera pregunta. Y casi siempre era seguida por un “Yo no he hecho nada, soy inocente”. La primera fase siempre era parecida para todas las presas. Procurar que aquello les resbalara en lo posible, no empaparse de la vida en la prisión. Algunas pasaban como de puntillas, otras se refugiaban en su disfraz de leona.
    Creo que yo me encontraba en la siguiente fase. La rutina había inundado mi coraza, y me había acomodado a la vida carcelaria. Los talleres ocupacionales, las visitas a la psicóloga, las largas colas para la comida… Siempre te podías agarrar a las pequeñas cosas, los días que ponían películas, el poder coger algún libro de la biblioteca. A veces hasta se podía tener una charla decente. La nariz se acoplaba al leve olor a rancio y moho. Y ya la rabia era menos fuerte, ya casi no pensaba en lo que me había llevado hasta allí. Excepto en las visitas. Aunque las deseaba con voracidad, me obligaban a recordarme que alguna vez tuve una vida fuera a la que tendría que volver a enfrentarme.
    De repente recuerdo a Piolín, me resulta irónico. Recuerdo esos barrotes y cómo le protegían de Silvestre, que le perseguía cuando revoloteaba. Recuerdo haberme preguntado quien estaba atrapado, si el pajarillo en su jaula o el gato en su deseo. Qué tontería, diréis. Pero lo cierto es que cuando mi abogado me dijo que la apelación había sido todo un éxito, que saldría antes de lo esperado, el terror me congeló las entrañas. Os juro que pensé hasta en matar a alguien para que me dieran yo que sé, cadena perpetua. Yo que había soñado con escarbar un túnel, me pregunté cuánto duraría mi vida, y si podría escapar de mi propio deseo cuando estuviera al otro lado de los barrotes.

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  5. Entre estas cuatro paredes, solamente puedo pensar en lo que encontraré más allá. ¿Qué veo desde mi ventanuco?, además, claro , de los 6 barrotes de la celda. Veo mucho cielo, cielo azul, a veces es gris cargado de nubes. Olvidaba mencionar, tenemos cristales de seguridad en las ventanas, muy gruesos y sucios también. Las abren todos los días automáticamente a las 7 de la mañana. Cada día que pasa pienso en lo que sería volver a respirar en libertad. No me falta mucho, de seguro menos que ayer.
    A veces me pongo a contar los días que he pasado aquí, llevo 3648.Muchos días ya. Según la sentencia debería estar otros tantos, pero me porto bien. Mi abogado dice que debo seguir así, de esa manera tendré beneficios. Pero ningún beneficio aquí dentro se compara con los beneficios de afuera. Cuánto daría por ver nuevamente a mi pequeña, ha pasado tanto tiempo ya. Muchos años sin verla, ya no viene a visitarme su madre dice que no le hace bien, que llora y se agita en las noches. No sé si creerla. Creo que se lo inventa todo. Así como se inventaron por entonces que yo había matado a esa niña. Yo no lo recuerdo. A mi se me nubló todo, de verdad que no lo recuerdo. El mero hecho de pensar en ese día me supone un esfuerzo tremendo, me sumerjo en las nieblas de la memoria pero no encuentro nada, ni un indicio. Yo sigo sosteniendo que fue alguien más, pero las evidencias estuvieron en mi contra. Que te encuentren desmayado, cubierto de sangre y con el cadáver de esa chica al lado….era más que concluyente.
    En fin, han pasado ya casi 10 años y ya me hice al ritmo carcelario. Mañana puedo pedir una reducción de condena, por buen comportamiento. Mi abogado dice que tengo todas las papeletas para que me la reduzcan. Aunque por asesinato no te las reducen. No pierdo nada intentando, da igual, seguiré aquí mucho tiempo más.
    El día que salga, iré lo primero a verlas, me da igual dónde estén ahora, mi mujer y mi niña me sostienen en este calvario.
    Ya falta poco, otros 3652 días. Entretanto hay mucho cielo por ver, mucho cielo en un cuadrado de ventana sucio…..

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  6. Me obligaron a quitarme la corbata, fue denigrante, indecente. No soy como la chusma que se ve por aquí, soy una persona dialogante. ¿Acaso creen que me voy a ahorcar? Se suicidan los perdedores que no tienen donde caerse muertos.

    Yo he cometido algunos errores en la vida y ahora tengo que pagarlo con mi libertad. Lo acato porque soy un hombre como dios manda. Pero me parece un castigo a todas luces desproporcionado. No he cometido ningún crimen, no he matado a nadie. Fui débil, como todo el mundo podría serlo en mi situación. Y aquí estoy: dos años y tres meses de prisión por desfalco.

    - ¡Eh, marquesito! Ahí tienes el sobre, ponte cómodo, que no hay prisa. Este es el mío, ni lo toques. ¿Qué habrás liado tú pa’ acabar en el trullo? ¡qué cabrón! El que estaba aquí antes se fue con los pies por delante, tenía el bicho. Pero han lavao’ las sábanas, no creo que te se pegue, no pongas ese jeto.
    Ggggppp! ¡Ostia, que pollo, no me estaba dejando ni hablar! Soy un poco de rajar, aquí no se puede hacer mucho más. También te digo que de novato, mejor ver, oír y callar, y más tú con esa pinta pardillo. Voy al tigre a echar un meo.

    ---
    Tengo que hablar con el alcaide, esto debe ser una broma. Que me cambien ipso facto de celda y de módulo. ¡Qué hedor y que gentuza! Si me tengo que quedar aquí, no hay justicia en este mundo. Y si tengo que escuchar a este personajillo repugnante cada día durante más de dos años, que me devuelvan mi corbata... Fff, fff, respira hondo José Antonio, tú puedes con esto y con más, ffffff.

    - Joder, menudo pino acabo de plantar. ¿Y el jambo este? ¡Ey, tú, el de la porra! Ven pa’ acá que al nuevo le ha dao un siroco.

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  7. Dice el tango Volver “que 20 años no es nada”. Siempre me gustó Gardel, ironías de la vida.
    Quizá tenía razón y pasan volando cuando de vivir se trata, pero aquí os puedo asegurar que los 7305 días que componen 20 años de condena caen con todo su peso, uno tras otro, como un mazo desolador.
    El lenguaje es importante y no podría haber un término más preciso, más certero, que el de pena. Una pena de 175320 horas entre estos muros, de los cuales apenas un tercio he cumplido.

    El lenguaje… no puedo más que insistir en su importancia. Ha sido uno de los refugios que he encontrado. Aquí, si algo sobra es tiempo y así, he podido descubrir a Unamuno, Machado, Hierro, Joyce, Beckett, Rulfo… ¡tantos otros!

    También me ha sobrado tiempo para convertirme en licenciado en derecho, con la agridulce sensación de no haber pisado jamás una facultad.

    No tengo madera de novelista o poeta, pero estoy empezando a escribir algún artículo en revistas legales. ¿Sabían, por ejemplo que España tiene el dudoso record de ser el país de Europa occidental con más porcentaje de su población encarcelada? Y eso a pesar de unos exiguos índices de criminalidad violenta. La tasa de homicidios es 30 veces menor que la de Latinoamérica, 5 veces inferior a la de EEUU y 1,5 veces más baja que la media europea.
    Ajeno a estas cifras nuestro código penal se ha endurecido cada vez más en los últimos 20 años, de tal forma que las penas medias y las penas máximas son más altas que en todo nuestro entorno, a pesar de que estas medidas no han demostrado reducir a criminalidad. ¡Cuánta tristeza!

    Somos cada vez más presos porque las condenas son cada vez más largas y los beneficios penitenciarios cada vez más difíciles de obtener. Veamos en qué queda la prometida reducción de pena por mi buen comportamiento y participación en actividades de reeducación y reinserción social.

    Entré con 27 años y ya paso de los 36. ¿Cuántas cosas habré ya perdido sin remedio? Que más da. Solo me queda soñar…
    Soñar sirve para levantarse cada día, para prender esa chispa de motivación necesaria y sobrevivir.

    Sueño con salir a tiempo. Sólo entre nosotros: no quiero que la vieja muera de enfermedad, he de concluir lo que hace 8 años dejé a medias.
    Luego regresaré si hace falta, aunque me condenen otros 20 años, “que no son nada”. Y que me coma la pena, que me devoren definitivamente los demonios.

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  8. Por ahí viene el carcelero,
    Con su porra y su sombrero,
    Va silbando sus canciones,
    De atracos y bandoleros.

    No envidia nada al tendero,
    Ni tampoco al panadero,
    No quisiera ser yesero,
    Ni tampoco basurero.

    Va aporreando barrotes,
    Feliz como carcelero.

    A su paso requisando,
    Alcohol, navajas, mecheros.
    Dando algún que otro mamporro,
    Se entretiene el carcelero.

    A veces, también soñando,
    Con un barquito velero,
    Que le alejara mil mares,
    De este cruel apeadero.

    De maleantes y rateros,
    Están los calabozos llenos,
    Pues fallaron en la huida,
    De sus crímenes maltrechos.

    No hay un intento de fuga,
    Que no ataje el carcelero,
    Porrazos, puños y coces,
    Son sus mejores aperos.

    Por ahí viene el carcelero,
    Con su porra y su sombrero,
    Va silbando sus canciones,
    De atracos y bandoleros.

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  9. HIJOS DE PUTA FUERA, HIJOS DE PUTA DENTRO
    Día 9125
    Quedan 63 días para la salida. Hoy ha resuelto el Constitucional que las codenas previas al 83 no derogan la doctrina Parot.
    Día 9126
    Nuevo compañero de celda. Colombiano, tráfico, 10 años de condena. Hemos perdido privilegios. Veo su mirada reprobatoria.
    Día 9127
    Día de visitas. Ha venido mi abogado. Me prohíben salir del país en los próximos 5 años.
    Día 9128
    60 días para la salida. Se escuchaban desde el patio los gritos y coros enardecidos de la AVT
    Día 9129
    El narco se llama Manel, hace gala de sus músculos tatuados. El sudor que recorre sus sienes delata su temor.
    Día 9130
    Telegrama dentro del rollo de papel higiénico. Un niñato llamado Josu García. Habla de reorganizar el comando Vizcaya. Solicita mi “imprescindible colaboración”. La cúpula me sondea. Siempre la misma historia. Mandan al recién llegado y motivado de turno escribir “una carta de amor”. Evalúan mi lealtad. No traicionaré ni al motivado ni a la cúpula pero no han debido entender nada aún…
    Día 9131
    Manel ha creído que una manera de congraciarse con Mario, el capo de los narcos, era entregarle la carta de amor que ha robado de mi mesa. Cuando Mario me la ha devuelto he sentido cierto fastidio. Ahora los hombres de Mario se encargaran de darle su merecido, pasará un tiempo relamiéndose la heridas con franca mirada de odio y temor hacia mí. Poco a poco se percatará de mi indiferencia por “su trastada” y volverá a adoptar esa pose de chulo caribeño regetoniano. Su minúsculo cerebro asumirá que soy la puta de Mario y olvidará el temor que infunde mi condena. Entonces tendré que golpearle yo mismo y sinceramente después de 20 años me he cansado de esta rueda.
    Día 9132
    La vida fuera y la vida dentro no distan tanto. Hombres que van, hombres que viene, rutinas, tareas, clases, envidias, roles, ambiciones, negocios,… Los primeros diez años echaba de menos la ilusión, los ideales, el movimiento. Hoy 25 años después de entrar aquí todo eso ha muerto para mí. No hay movimiento, hay rueda, una puta rueda de actividad ratonil. Nada cambia, los mismos jóvenes con caras distintas, las mismas promesas, las mimas decepciones, nada cambia, nada tiene sentido.
    De algún modo creo que estos años me han hecho libre y anciano. La ideología, el grupo, el miedo, el reconocimiento, la camaradería. 25 años de conglomerado y barrotes, han borrado mis más profundas certezas y hoy solo queda el sinsentido de la vida. Aún así, no cambiara nada, no me arrepiento

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  10. Día 9143
    Como era de prever tuve que darle una paliza a Manel. Una semana de aislamiento, y los músculos entumecidos de no poder moverme. Tengo escaras en los tobillos, huelen de manera putrefacta.
    Día 9165
    15 días ingresado en enfermería por sepsis. Las escaras se infectaron. “Debate ético” entre el personal sanitario y los funcionarios. El alcaide decidió que era un preso de riesgo y que no podían trasladarme al hospital por el riesgo de fuga. A 23 días de salir. Hijos de puta fuera, hijos de puta dentro.
    Día 9173
    15 días para salir, me han dado ropa donada por los funcionarios y la dirección de una pensión donde alojarme el primer mes. Cobraré una pensión del estado.
    Día 9178
    Cumplo 60 años.
    Día 9183
    5 días para salir. Todo está arreglado.
    Día 9187
    Gabriel dejo la pipa dentro de la cisterna.
    Día 9188
    EL PAIS
    El terrorista Oriol Zabaleta ha sido abatido a las puertas de la cárcel. El etarra que cumplió 25 años de cárcel, fue liberado ayer tras la decisión del Constitucional de no derogar la doctrina Parot. A la salida miles de personas de la AVT y otras asociaciones esperaban en señal de protesta. En un gesto equivoco el etarra ha sacado una pistola de la chaqueta y un funcionario de prisión ha disparado.
    La información desde la prisión son escasas, nadie se explica cómo pudo conseguir la pistola. Se ha filtrado que era un colt del 38, y que no tenía balas.
    Ha cundido el pánico en los primeros momentos entre la masa. Finalmente la policía ha controlado la situación. Una señora de unos 60 años del barrio de Chamartín declaraba a los medios: se ha hecho justicia.





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